miércoles, 21 de marzo de 2012

The Giant´s causeway

En estos días inciertos en los que vivir es un arte ... cuesta hasta hablar de viajes. Es complicado  soñar narrando viajes, cuando el principal sueño es llegar a fin de mes, cuesta (y mucho) ilusionarse hablando de viajes cuando a nuestro alrededor las cosas cada día van de mal en peor, pero ¿tendremos que buscar alicientes que nos hagan sonreír cada día?, ¿tendremos que soñar con que algún día podremos estar allí?, ¿por qué no usamos la tecnología para viajar?. Hace más bien poco, en un bar con unos amigos usamos internet para viajar! Sí!, recorrimos a un solo clic Nueva York, Kenia, el desierto del Sahara, Túnez, Egipto,... hasta pudimos observar la Calzada de los Gigantes... y es de este último lugar del que me gustaría hablar.

Dice una antigua leyenda celta, que un gigante irlandés llamado Finn MacCool decidió construir un enorme camino de piedras hexagonales para poder cruzar desde Irlanda hasta Escocia, cuando llegó allí descubrió que había un ogro mucho más grande y feroz que él, por lo que dio media vuelta, cuando llegó a casa su mujer le metió en una cuna. El gigante escocés, Benandonner, realizó también el camino pero en sentido contrario, cuando llegó a Irlanda entró en la casa del gigante irlandés, la mujer del gigante irlandés le invitó a café y le pidió que no hiciera mucho ruido, porque tenía al niño en la cuna y se podría despertar. Cuando Benandonner vio el tamaño del bebé, muerto de miedo, imaginando como sería el padre, decidió dar la vuelta y romper la enorme calzada del gran gigante irlandés para que nunca pudiera cruzar el mar, separando con ello para siempre Irlanda del norte de Escocia.

Hoy en día en la Calzada de los Gigantes puede verse el resto de las piedras que dejó nuestro amigo el gigante y como no podría ser de otra manera, también se pueden ver en el lado escocés, concretamente en la Isla de Staffa.

Hay veces que trazamos caminos que nos conducen a diversos sitios, como nuestro amigo el gigante irlandés; para poder hacer turismo y conocer sitios nuevos, o porque la situación económica nos impide quedarnos en nuestro lugar de origen y tenemos que buscarnos las habichuelas, o hay veces que simplemente es la vida la que nos lleva, a quien sabe dónde para hacer quien sabe qué. Y es por este motivo por el cual visité Irlanda del Norte. Hace muchos años una amiga fue con una beca...  desde aquella todo cambió, y ya se sabe... cuando te cambia la vida, también cambia a los que tienes alrededor.

Si algún día decidís trazar un camino de piedras que lleven a Irlanda del Norte, no dejeis de visitar Belfast, el puente colgante Carrick (se encuentra cerca de la calzada de los gigantes, mejor siempre en coche), los acantilados, las llanuras verdes con las ovejas pastando... y como no... un buen desayuno irlandés en Belfast con su batido de fresas naturales acompañado de masmelos... pero todo esto ya es otro cantar del que tendremos tiempo de hablar... hoy solo quiero quedarme con la imagen en la cabeza del gran gigante irlandés construyendo el primer "túnel de la mancha".

lunes, 12 de marzo de 2012

Pongamos que hablo de Madrid

¿Qué haría si me dicen que ese va a ser mi último día en Madrid? y... ¿qué haría si nunca más pudiera volver a él?... espero que esto no pase nunca, pero sí, sé perfectamente lo que haría.

Lo primerísimo que haría, sería levantarme temprano, costumbre no muy arraigada en mí, pero un último día en Madrid lo merece, cogería el autobús 50 que conecta la ahora Calle 30 (antigua Avenida del Manzanares... enfrente del Calderón... mi añorado estadio) justo en la primera parada, para realizar el trayecto que he realizado durante años.

El recorrido empezaría en la Avenida del Manzanares (muy próxima al parque de San Isidro, desde donde se pueden apreciar una de las mejores vistas de Madrid), seguiría cruzando el rio Manzanares (donde podría ver la manifestación de personas que aprovechan el paseo a orillas del río para hacer un poco de ejercicio), después de cruzar el río dejaríamos a la izquierda mi instituto el Gran Capitán, ese que tantas alegrías me dio y que frustró mi sueño de ser periodista, pero me abrió otros. Al pasarlo mirando por la ventana vemos el Estadio Vicente Calderón (hay que darse prisa, ya que ese gran estadio tiene sus día contados, y dentro de poco nos abandonará para mudarse a las afueras).

Dependiendo del tráfico, en 5 minutos, ya te encuentras en el corazón de Madrid,  te das cuenta de ello, cuando pasas por debajo del Viaducto de Segovia; construido en 1930 que sirvió para unir dos grandes obras madrileñas El Palacio Real y la Iglesia de San Francisco el Grande, desde 1998 el ayuntamiento puso unas pantallas de cristal para evitar la continuación de suicidios que se estaban produciendo en este Viaducto. Cuando paséis el Viaducto ya os encontráis en la Latina (el Madrid más castizo que hay, y que los domingos por la mañana alberga El Rastro, un mercadillo mundialmente conocido que combina todo tipo de puestos con bares para tomar cervecitas con pinchos). Después de pasar la latina el autobús empieza a callejear y llega a su penúltima parada La Plaza Mayor, esa majestuosa plaza invita a recorrer sus soportales y a situarse en el medio, junto al caballo, y ver la panorámica de tan ilustre monumento. En invierno recoge el mercadillo de navidad, del que guardo muy buenos recuerdos).Ya solo queda la última parada, dín don dín.... hemos llegado a Sol, a la Puerta del Sol, creo que junto con la Gran Vía (a la cual se puede ir andando desde la Puerta del Sol) es uno de los sitios en donde siempre hay gente. El epicentro de las manifestaciones, de las reivindicaciones, de las compras navideñas, de las 12 campanadas, donde se encuentra el kilómetro cero, donde casi se habla en muchos idiomas... donde se descubre la esencia de Madrid.

Seguro que os estáis preguntado... pero ¿vas a pasar tu último día en Madrid en un autobús?....y yo os respondería... acaso... ¿se ha terminado ya el día?....

Recorrer Madrid en autobús no es la mejor forma de verlo, pero recorrerlo a pie sí... y no es  la Puerta del sol el final de mi recorrido sino que en realidad es el principio. Ahí empieza mi camino de Santiago al que ha sido mi punto de referencia, cual peregrino, desde antes de que yo naciera... el Bar Nacho, y no por su alcohol, sus churros, sus patatas al ajillo, su sangre... sino por la mía... porque bien es cierto que lo que más echas de menos es a la familia cuando estas lejos... y ya se sabe que todos los caminos llevan a Roma.

Pero como dicen del Camino de Santiago no es el destino en si mismo lo importante del camino, sino el camino a recorrer y de los múltiples caminos siempre hay que pensar porque se elige uno y no otro...

En una de las esquinas de la Puerta del sol, pasando la Menorquina, encuentras la Calle Arenal; ahora peatonal y conocida por albergar una de las discotecas más conocidas de Madrid.. la joy eslava. Si sigues esa calle todo recto, vas a dar a la plaza de Ópera, presidida por el Teatro real, detrás del Teatro se encuentra el Palacio Real, los Jardines de Sabatini, La Catedral de la Almudena y el Viaducto de Segovia, ahora nos toca cruzar el Viaducto, pero por arriba y para ir a la Iglesia de San Francisco el Grande y a mí se me iluminarán los ojillos, ya que justo al lado está mi colegio, (actualmente es ya solo un cole para sacerdotes). Dejando la Iglesia de San Francisco a la derecha seguimos recto bajando la cuesta que nos va a llevar a la Puerta de Toledo (donde se encuentra la biblioteca municipal que tantas horas de estudio me ha robado), si bajamos toda la cuesta de Toledo vamos a dar al Puente de San Isidro, el cual tiene la imagen tanto del Santo como de su señora esposa, una de las obras de arte importantes de Madrid, y allí ya a pocos metros está mi barrio... Marqués de Vadillo, bajando por la calle Emperatriz Isabel y posteriormente descendiendo las conocidas escalerillas vamos a dar con un cachito de mi corazón, un barrio que es como un pueblo castizo a solo 5 minutos del corazón de Madrid, un barrio carabanchelero en donde la gente se saluda, se conoce, se preocupan los unos de los otros, donde se conoce a la farmacéutica, a la pescadera, al frutero, a las peluqueras, al del taller, al funcionario, al abogado, al guardia civil, al que tiene un hijo en la policía, a los que tienen una hija en Galicia... a mis padres... a los del BAR NACHO.

Pero siempre hay un tren que desemboca en .....drid....

En honor de mi Tío Pepe. Un beso

martes, 6 de marzo de 2012

Un cachito de Italia....Cerdeña

Un día en casa, buscando vuelos baratos para nuestras vacaciones, encontramos una oferta difícilmente rechazable, ida y vuelta a la isla italiana de Cerdeña 28 euros por cabeza!!!!!Así que juntamos unos días para poder gozar de las tan comentadas y no siempre encontradas ofertas por internet!!


Estas ofertas, como es de suponer, casi siempre son en temporada baja, lo que tiene su serie de ventajas pero también sus inconvenientes, claro está que esto es siempre según se mire la botella (ya sabéis medio llena o medio vacía).


Para poder recorrer la isla, es completamente necesario alquilar un coche, ya que aunque existe una red de autobuses sarda, es bastante complicado moverse por la isla dependiendo de ellos. Es curioso como una isla no muy grande, puede llegar a tener cuatro aeropuertos!!pero tan solo una carretera estatal, por la que la máxima velocidad es de 110 kilómetros hora, sobra decir que para recorrer una distancia razonable vas a tener que calcular unas cuantas horas más que en otros países!


La cultura sarda, es una cultura muy mediterránea, tiene mucho parecido tanto en la arquitectura como en la forma de ser de la gente con nuestras islas, o como dicen ellos con nuestros primos los mallorquines. Ya que se sienten muy identificados con la cultura mallorquina, de hecho en zonas de Alghero se habla catalán y los nombres de las calles también son en catalán.


Allí fue, en Alghero, donde empezó nuestro circuito. Aghero, es una ciudad amurallada con un pequeño puerto a los pies de la muralla. Dentro de la muralla vas a encontrarte pequeñas callejuelas medievales con ropa tendida en las ventanas. Merece la pena pasar unas horas recorriendo la muralla comiendo un gelato de esos que solo los italianos saben hacer.


Cerquita de Aghero (a unos 10 minutos en coche), concretamente en Capo Caccia, se encuentran las grutas de Neptuno (Grotte di Nettuno), hay dos opciones para poder acceder a ellas o en barco o a pie, si se escoge la segunda opción se tienen  que bajar y luego subir las más de 600 escaleras! Creo que merece la pena porque las vistas mientras las bajas son increíbles. Poder entrar a las cuevas cuesta 12 euros por persona (no admiten carnet joven ni de estudiantes :( , una pena).


Después de las 600 escaleras, cogimos rumbo a Olbia con nuestro mini coche Fiat (como no), Olbia en si, no es una ciudad a la que merezca la pena ir, lo que mejor recuerdo de Olbia es el hotel (hotel sperasole), que al ser temporada baja nos salió a 40 euros la noche y estaba de lujo, eso sí, muy cerquita de Olbia y cogiendo la carretera estatal nos encontramos con uno de los paraísos mediterráneos por excelencia, Costa Esmeralda, este caro lugar (donde una casa vale la friolera de un millón y medio de euros), tiene unas calas que son una gozada, en temporada alta están llenas de personas, pero en temporada baja están completamente vacías y se respira tranquilidad mientras se observa el color turquesa del mar. Nosotros fuimos en coche desde Punta Bados a Punta Pedrosa, ya que nos habían recomendado las vistas desde la carretera y agradezco la recomendación ya que valió la pena.


No queríamos pasar por la isla sin conocer el corazón de la Sardegna, queríamos escuchar sardo, comer comida sarda, recorrer los montes Gennargentu y el Suppramonte, así que decidimos desde Costa Esmeralda realizar una inmersión en Nuoro y posteriormente en Cala Gonone (en Cala Gonone se pueden alquilar lanchas para poder ver las calas, eso sí, solo en temporada alta, ya que en los meses de invierno está todo cerrado y te quedas con la miel en los labios al ver los carteles que lo anuncian).


A pocos kilómetros queda Barumini, mi lugar preferido de la Isla, ya que tienen una de las 7000 ruinas del pueblo nuraghi mejor conservada, puedes acceder al poblado y ver como vivían, las casas, los hornos, las bañeras de purificación, la torre de control, de hecho dentro de la torre de control se observan las diferentes salas y una de ellas es un frigorífico!!!si es que... está todo inventado, hay que recordar que los nuraghi son como nuestros celtas, vivieron en el 1500 a.c., es como la Pompeya de la prehistoria.


Muy cerca, en coche podemos encontrar Cagliari, la capital de la Sardegna, es el lugar donde desembarcan los grandes cruceros y la ciudad más grande de la isla, de echo es el lugar donde se encuentra la Universidad y donde se desarrolla principalmente la actividad económica de la isla, en cuanto al sector servicios e industrial, ya que nos han comentado que Cerdeña sobretodo vive de la ganadería y de sus derivados. Principalmente ovejas, no es raro ver una ruina prehistórica y unas ovejas pastando al lado.


Otra de las ruinas que no os podéis perder, son las ruinas de Tharros. Están a orillas de un acantilado y son de origen cartaginés y romano... una delicia para los sentidos a un precio de 7 euros cabeza!!!


Aunque la verdad, podré olvidar todo lo dicho, pero nunca olvidaré los spaghetti con granchio (espaguetis con cangrejos) :D